UNA VICTORIA SIN MÁS

El Real Zaragoza suma su segunda victoria esta temporada en competición oficial ante un rival de 2 RFEF, la UD Mutilvera, en un partido clásico de primera ronda de Copa del Rey, en el que esperábamos más del equipo dirigido por Rubén Sellés, pero en el que tampoco es poco haber evitado un descalabro mayúsculo que, probablemente, hubiese tenido un efecto negativo irremediable en la liga, donde sigue instalado en una situación sumamente crítica.

Había ganas de ver al Real Zaragoza en su debut en Copa del Rey por varios motivos. El primero de ellos y el más importante, volver a sentir lo que es ganar. Por otro lado, ver si hay jugadores que tocan la puerta para alistarse de forma notoria al ejército de Rubén Sellés. Y por último, ver si el entrenador seguía dotando al equipo de una evolución positiva y muy necesaria, tras lo visto en El Molinón frente al Sporting de Gijón.

Es evidente que Rubén Sellés es el clavo ardiendo al que se agarra el zaragocismo. Probablemente, porque a algo hay que agarrarse y porque el entrenador recién llegado no ha hecho nada malo para no agarrarnos a él.

Y otros, algunos que ya no están y otros que siguen aquí, sí acumularon y acumulan deméritos para no agarrarse y, más bien, escapar de ellos. Pues bien, un poco de todo, pero también un poco de nada.

No se vieron evoluciones positivas en lo colectivo aunque bien es cierto que, debido a los múltiples cambios en el once que poco o nada se parecerá al que salte al Ibercaja Estadio el domingo, era más de noticias individuales y no grupales.

En el funcionamiento colectivo vimos un equipo al que le cuesta mucho circular el balón con precisión y con velocidad. Nada nuevo. Jugadores en el centro del campo a los que les cuesta un mundo girar con rapidez y sentido el fútbol del equipo. Nada nuevo.

Si el mercado de invierno de la temporada pasada trajo en Kervin Arriaga un pivote posicional con orden, equilibrio y pierna, el próximo mercado debería traer un centrocampista que sepa jugar al fútbol, ni más ni menos. Pero para eso que mucho. A saber cómo llegaremos a esa estación del campeonato.

El partido empezó mal para el Real Zaragoza. La UD Mutilvera salió con más ritmo y con más claridad en lo que quería y debía hacer. Sin errores, verticales, buscando transiciones tras robo y siendo muy precavidos por dentro para no equivocarse. Así llegaron los primeros acercamientos de un rival que tuvo la primera mejor ocasión del partido en una acción por banda derecha que coge a contrapié a Pomares y tras un pase de la muerte el balón sale ligeramente cruzado por la parte derecha de la portería defendida por Andrada.

Esteban Andrada fue el jugador más entonado del Real Zaragoza. Más por cuánto tuvo que intervenir que por la dificultad de sus intervenciones.

El Real Zaragoza intentó aplacar el ímpetu del rival con posesiones planas, plomizas, lentas y carentes de fuerza de intención ofensiva a las que, lamentablemente, nos tiene acostumbrados. Nada nuevo otra vez.

Bien es cierto que la superficie no acompañaba. Un elemento que aunque no debe servir de excusa sí hay que considerar en el análisis y en la valoración del fútbol de ambos equipos.

En el minuto 14’ y casi sin buscarlo el Real Zaragoza se encontró con el 0-1 en una acción en la que Samed Bazdar pone un centro blando desde la derecha e, incomprensiblemente, Roncal introduce en su propia portería.

El equipo de Rubén Sellés hacía lo más complicado muchas veces en este tipo de partidos. Adelantarse en el marcador. Y además, el rival le hizo el trabajo.

Como es normal la UD Mutilvera bajo el ritmo y el ímpetu tras el gol y el Real Zaragoza pudo manejar de mejor forma lo que sucediera en el partido pero sin alardes ni derroches técnicos. Nada nuevo.

El equipo volcó sus intenciones de juego por banda derecha con Sebastián y Pinilla. El lateral derecho estuvo correcto y se le vio incorporarse por su costado. A Pinilla queríamos verlo y nos hubiese gustado verlo mucho mejor. La realidad es que el canterano no aprovechó su oportunidad. Merecería que le veamos más.

En el minuto 25’ una triangulación entre Pinilla, Bazdar y Juan Sebastián, coloca el 0-2 en el marcador y la tranquilidad instalada para el equipo zaragocista.

Buena incursión y aparición de Sebastián que define con mucha autoridad. El canterano le dedicó el gol a Jorge Casado mostrando una camiseta con su nombre.

Así se llegó al final de la primera parte en la que, además de Andrada, el debutante Gomes, Juan Sebastián y Samed Bazdar destacaron sobre el resto, pero de forma muy leve. Aunque hay que decir que al bosnio hay que pedirle y exigirle mucho más.

La segunda parte arrancó con tres cambios. El debutante Barrachina, el recuperado para la causa Aguirregabiria y el defenestrado Sinan Bakis ocuparon el lugar de Sebastián, Pomares y Bazdar respectivamente. Cambios que hacen pensar en que los sustituidos vayan a formar en el once inicial del partido del próximo domingo frente al Deportivo de La Coruña en el Ibercaja Estadio.

Con el resultado controlado, el partido seguía bajo mínimos en cuanto a los alicientes. A Bakis se le vio activo y con acciones que le acercaron al gol. Quién sabe si Rubén Sellés liderará “El Regreso de Sinan”.

Volvimos a ver un Aguirregabiria más que aprovechable. No se entiende por qué estaba desaparecido o, mejor dicho, por qué lo habían hecho desaparecer.

El Real Zaragoza tiene dos laterales derechos cumplidores y correctos con los que poder crecer en esa posición. No hace falta buscar más donde no hay.

El partido se convirtió en un intento de acto de reivindicaciones individuales con poco éxito de la gran mayoría.

Kenan Kodro hizo el 0-3 en el minuto 78’ tras una muy buena asistencia de Aguirregabiria. El gol debería sumar para el delantero zaragocista en un partido en el que quiso tener presencia pero el fútbol de su equipo se lo impidió en muchas fases. Kodro debe ser un delantero que sume al Real Zaragoza desde el banquillo o desde el inicio, pero debe sumar.

Pau Sans volvió a desaprovechar 35 minutos y empieza a ser preocupante que un jugador que apareció la temporada pasada con descaro y luz se esté convirtiendo en intrascendente, desparecido y con muchas sombras en su fútbol y en sus participaciones.

Cuando parecía que el resultado y el partido se cerrarían con un 0-3, un penalti por mano de Gomes en el minuto 88’ permitió a Goñi marcar desde los once metros y poner el 1-3, ahora sí, definitivo.

El Real Zaragoza y los zaragocistas volvimos a sentir lo que es una victoria en competición oficial pero nos quedamos con ganas de más y no nos quita la enorme preocupación por lo que queda y que arranca con el partido del próximo domingo, a partir de las 21:00, en el Ibercaja Estadio, frente al Deportivo de La Coruña de Antonio Hidalgo.

Preparen las pinturas de guerra y los fusiles para alistarse al ejército de Rubén Sellés en la primera batalla de un largo campo de minas.

Ojalá sea el día en el que penal ver algo nuevo.