Victoria para “Querer”

El Real Zaragoza logra imponerse por 1 gol a 0 en un partido marcado por las urgencias, los nervios y las exigencias de puntuación. Es la primera victoria como locales tras 3 meses de competición. La afición zaragocista recibió al equipo con un tifo al inicio del encuentro y desde el minuto 0 llevó en volandas a su equipo

Decía el filósofo hispano-romano Séneca que “La suerte es dónde confluyen la preparación y la oportunidad” y sin duda ayer el Real Zaragoza tuvo la fortuna “buscada” de su mano y supo aprovecharla en comunión con su afición que perdona, pero nunca olvida que lo importante es la exigencia y los valores de su histórico club.

Más allá de la victoria, como punto de inflexión anímico, se gana un espacio y un escenario en el lugar mas desangelado de la ciudad, en una esquina postrera de la muy noble y siempre heroica ciudad bimilenaria, pero a la que la hinchada blanquilla le puso ayer la pasión, sentimiento y orgullo de algo más parecido a nuestra “vecchia” Romareda.

Fue un encuentro marcado al límite de la agonía por ambos equipos aragoneses; unos para remontar en la clasificación y no entrar en barrena y otros para creer en un milagro futbolístico

Sin duda alguna, quiénes más se jugaban eran los de Rubén Sellés, que ya durante la semana intentó mentalizar y aglutinar a su manera a la plantilla en torno a una idea básica de supervivencia: persistir y no desfallecer con todo lo que uno puede tener a mano para firmar la primera victoria zaragocista en el Ibercaja Estadio tras tres meses de competición.

Ver galería del encuentro completa

Comenzaron los zaragocistas muy centrados y ordenados en el partido con la titularidad (no bien entendida de inicio) de Andrada en portería, la vuelta de Radovanovic, la incursión de un despertado Keidi Bare y el regreso de Kodro, para formar dupla atacante con un Soberón que fue de algo a muchísimo menos.  El equipo maño con buenas triangulaciones y desbordes al espacio por ambas bandas manejó muy bien los tiempos e intensidades en un buen arranque de partido.

Casi no dio tiempo a sentarse cuando en el minuto 12’ vimos una obra de arte en tiempo y ejecución, tras una aproximación al área en un saque de banda y posterior rechace de Iñigo Piña, el balón fue atacado a escasos centímetros del semicírculo del área por Aguirregabiria para conectar un derechazo teledirigido a la escuadra de la portería defendida por Dani Jiménez, quien a pesar de su vuelo no pudo evitar el 1-0. Ese gol noqueó a una SD Huesca que no apareció con vida futbolística hasta el minuto 37’ con otro tiro raso desde la frontal en las botas de Luna.

Hasta entonces, los blanquillos le habían quitado el esférico y las ganas a su rival en una primera parte muy completa e interesante con mucha intensidad y apoyos circulando el balón con criterio y con Keidi Bare y Francho, este último en una posición en banda derecha pero más adelantada, propiciaba varias superioridades en la línea de tres cuartos del ataque zaragocista , secundado por una defensa algo más adelantada y segura en el corte que permitía recuperar rápidamente el balón y distribuirlo a las bandas mientras el centro del campo maño marcaba el “timming” en donde Valery, por la izquierda, sumaba su calidad y el binomio de Aguirregabiria y Francho sumaba rapidez y cierto grado de desborde.

Ver galería del encuentro completa

Era otro Zaragoza con dos puntas en ataque en donde Kodro aguantaba y combinaba con acierto y Soberón buscaba sorprender por dentro metiendo muy atrás al Huesca, volviendo así a una vanguardia clásica que nunca se debió perder. Y así se llego al descanso con la ventaja local y la esperanza en una victoria futura.

Tras la reanudación, los de Bolo salieron algo mas recompuestos, aunque sin excesiva claridad. La defensa maña seguía centrada en no perder un ápice de intensidad. Esa, sin duda, fue la clave que contagió al equipo en persistir y no desistir en el esfuerzo para no dejarse arrebatar una victoria en la que, esta vez sí, creían equipo y afición.

Sin embargo, no fue hasta el minuto 61’, en una acción de remate aislada de Kodro que atajó sin problemas Dani Jiménez la primera acción de ataque tras la reanudación

El Huesca, bajo mínimos, competitivos no se encontraba. La más clara fue en el minuto 69’, en un remate de Portillo que Andrada de forma segura, desvió a córner.  Debían los oscenses ganarse la remontada sacudiéndose el dominio posicional maño y a su manera a través del balón parado, aunque con escasa efectividad, merced al buen posicionamiento y despliegue de Insúa y Radovanovic.

Ver galería del encuentro completa

Bolo, en su cuarto día al frente de los altoaragoneses, movió el banquillo en un carrusel de cambios que comenzó en el minuto 69’ dando entrada a Enol por un Sergi Enrich abucheado. Sellés, alertado por la amarilla y el cansancio, esta vez sí, tras demostrado esfuerzo de Keidi Bare , dio entrada a Saidú en el minuto 71’. Bolo seguía sin ver resultados en presencia ofensiva y dominio en el centro del campo y dio el testigo a Ojeda y Ángel Perez, para sustituir a unos desafortunados Luna y Jesús Alvarez. De nuevo , Sellés, en el minuto 79’ calibró respuesta física y sustituyó las piezas del ataque dando entrada a un rehabilitado Bakis por Kodro y Moyano por Soberón, en posición de mediapunta

El partido entró en fase de golpeo versus contención con un Huesca algo más vertical, pero con nula efectividad. Dani Ojeda, en el minuto 79’, tuvo la suya al cabecear dentro del área un preciso centro de Ángel Perez que se marchó por encima del larguero para que, a continuación, Enol en dos sendas acciones, encontraran con acierto los guantes de Andrada. Por el contrario, los blanquillos intentaban salir rápido por las bandas, pero el cansancio acumulado y la falta de calidad, hacían zozobrar las expectativas de poder cerrar el partido con un segundo gol ante los 16.078 espectadores que se dieron cita en el Ibercaja Estadio, en una apacible noche de domingo.

Ver galería del encuentro completa

Los últimos cambios de Sellés, en el minuto 84’, dando entrada a Tasende por un Valery muy mejorado e intenso en su respuesta física y un Guti algo menos desdibujado por Moya, pretendían llevar a buen término la primera victoria zaragocista en liga tras tres meses de competición. Pero no faltó la emoción en los minutos postreros tras la expulsión tras segunda tarjeta amarilla de Radovanovic, al defender un balón de manera expeditiva ante la peligrosisima incursión de Ntamack en el minuto 89’.

Y así, con diez sobre el terreno de juego y cinco minutos de añadido, el Real Zaragoza quiso y pudo cerrar una victoria para demostrarse a sí mismo y a su afición que querer es poder y que, a pesar de no haber logrado nada, puede haber recuperado un sitio, un espacio y un hogar en forma de tubos metálicos pero galvanizados con el alma de la afición del león rampante, que a la postre, contagió a los suyos del espíritu necesario para no bajar los brazos y competir con nobleza y valor en un camino largo en que nos necesitamos los unos a los otros.