Un punto de oficio

El Real Zaragoza empata a uno en un partido trampa del que sale invicto merced a una meritoria segunda parte donde los de Rubén Sellés supieron aprovechar una mayor fluidez en el juego interior y una mayor presencia mejorada en el área.

Dani Gómez marcó de penalti en las postrimerías del encuentro.

Este Real Zaragoza sabe a otra cosa. Ni en su día menos intenso deja de ser fiel a su ideario de fútbol, ni baja los brazos. Los de Rubén Sellés creen en lo que hacen, aunque haya días que les cueste.

Este equipo crece también desde el balón, si un día las bandas fallan, es capaz de proponer por dentro desde el orden y el criterio táctico. Su míster lo sabe y por eso no permite las confianzas innecesarias ajustando al equipo en cada fase de partido, bien por vía de la pizarra o por vía de la ejecutoria del cambio de efectivos dónde y cuándo se requiere, ya sea poniendo a Toni Moya en la media punta para generar más en línea de tres cuartos, desde el control del balón, o dando la alternativa y protagonismo en punta de ataque a un recuperado Dani Gómez que se hizo notar y de qué manera.

Este Real Zaragoza necesita a este Dani Gómez y apetece verlo más. Selles sigue en su idea de recuperar efectivos cada semana controlando, perfectamente, los tiempos y lugares. Y eso, sin duda, es una gran ventaja competitiva.

Donde otros piden salidas y refuerzos el técnico valenciano lo soluciona con ideas claras, compromiso y trabajo reforzado. Oro líquido en estado de solidificarse.

Comenzó el encuentro con un Real Zaragoza con menos intensidad de lo que nos tenía acostumbrados lo que favoreció las lagunas de concentración. Fruto de ello, y de un despeje de Andrada hacia la frontal del área, algo jamas recomendable, llegó a balón parado el gol malacitano en el minuto 15’ de Einar Galilea con un disparo en semi fallo que se alojó en las mallas zaragocistas. El equipo blanquillo no andaba bien situado por las bandas. Por la derecha la micro sociedad Aguirregabiria-Francho no carburaba como se esperaba y por la izquierda solo Valery daba algún destello en conducción, pero a todas luces improductivo.

Pero este equipo es capaz de levantarse sobre unos resortes bien cimentados en el ajuste defensivo y en un centro del campo que suma esfuerzos e intención para conceder muy poco a sus rivales y no rifar el partido en ningún momento.

Los primeros treinta minutos no fueron buenos para el equipo maño a manos de un Málaga de negro, que perseguía un segundo gol en forma de presión ordenada, saliendo con rapidez a la contra y aprovechando las segundas jugadas que ofrecía el balón parado. Fue una primera parte en la que los blanquillos no conectaban ni generaban arriba con fluidez pero que sí, poco a poco, fueron adueñándose del control del partido y del balón aunque no de manera productiva.

La primera ocasión con cierto peligro la protagonizó Kodro en el minuto 36’ tras internada de Valery terminado de primeras un remate mordido con la izquierda que no encontró portería.

Tímidamente, el Real Zaragoza se regeneraba y atisbaba esperanzas en la reanudación.

El Real Zaragoza es capaz de hibernar para florecer en los momentos clave del partido con una idea clara y bien participada, cada vez por más efectivos.

Comenzó la segunda mitad con los blanquillos de nuevo algo imprecisos en los instantes iniciales y con un cambio repentino que a la postre seria determinante. Abandonó Radovanovic a los nueve minutos de la reanudación para dar entrada a Tachi que, además de juego y desplazamiento de balón, puso jerarquía y consistencia defensiva necesarias para lo que vendría con posterioridad. Sin embargo, Dani Lorenzo hizo tragar saliva a la defensa maña con un remate de cabeza tras el sexto córner de partido lanzado por los malacitanos que salió rozando el palo derecho de Andrada tras centro medido de Larrubia en el minuto 49’. La réplica fue a manos de Soberón que, tras combinación con Pomares, se adentró en el área y disparó alto por encima del travesaño en el minuto 53’.

Poco a poco el Real Zaragoza fue ajustando su juego con Keidi Bare a los mandos, que fue quien mejor comprendió lo que necesitaba el equipo en cada momento jugando y haciendo jugar con despliegue, rapidez y aproximación al área rival.

Rubén Sellés metió una vuelta de tuerca con los cambios, dando entrada a una banda izquierda nueva en el minuto 66’ con Tasende y Marcos Cuenca por Pomares y Valery para regenerar el juego y la profundidad en las llegadas por el perfil izquierdo.

Respondía el Málaga dando entrada a Lobete por Joaquín y a Chupe por Adrián Niño en el minuto 72’.

Fue una fase de partido con dominio alterno por ambas escuadras con ocasiones contadas para ambos equipos que se disputaban los puntos en una Rosaleda con algo mas 21.700 espectadores en un mas que entretenido encuentro.

De nuevo, Rubén Sellés quiso aspirar a más y sacó toda la pólvora dando entrada a Toni Moya por Soberón y a Dani Gómez por Kodro en el minuto 76’ dando mayor libertad y pase en una media punta inédita en los pies de Moya que venía reforzado por sus recientes actuaciones, tanto en liga como en copa.

Ahí, sí, el equipo empezó a carburar y acometer varias ocasiones de gol, siendo la más clara la que tuvo una recuperado Dani Gómez a pase interior y al hueco, perfectamente ejecutado, por un bien posicionado Tachi que sirvió un balón de tiralíneas para que tras un perfecto desmarque, control y posterior tiro del delantero madrileño fuera despejado a saque de esquina por un “Salvador” Herrero que evitó un gol prácticamente cantado.

El Real Zaragoza lo buscaba y lo merecía pero tuvo que ser tras un penalti “a los puntos” cometido sobre Insúa en el minuto 92’ solicitado y perfectamente ejecutado por un Dani Gómez que, con tres dianas en liga, se reivindica en goles, juego, inteligencia y efectividad, para dar al equipo un merecido empate y un 10 de 12 puntos que deja a la escuadra maña a sólo dos puntos de la línea que marca la salvación y, a tenor del juego ofrecido, mentalidad y capacidad técnica y táctica a 9 puntos del play off, demostrando que este equipo tiene siempre un plan aun en sus dias más grises o comprometidos, sin perder la perspectiva; meta a meta y partido a partido.

Próxima estación Cádiz ante una afición cada vez más ilusionada y confiada, a pesar de que la clasificación dictamine, aún, un farolillo rojo sólo explicable desde los fatídicos errores de un pasado que afortunadamente vamos dejando atrás.