
CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA
Este Zaragoza, nuestro Real Zaragoza, del que somos aficionados y herederos de su historia, está herido de muerte.
Tal y como el escritor y premio Nobel, Gabriel García Márquez, relata en su afamada novela (cuyo título para esta crónica tomamos interesadamente) y que gira en torno a un asesinato anunciado y la inevitabilidad de la muerte de su protagonista, Santiago Nasar, caben sino varias similitudes entre los personajes y situaciones de la novela y entre nuestro club, quienes lo rigen y quienes en la parcela deportiva lo llevan a una “muerte deportiva” de la que son culpables eventos y decisiones que se entrelazan.
Una “sociedad deportiva anónima” (más anónima que nunca) conservadora, escondida y limitada en su capacidad para lo deportivo, como bien describía en su novela el universal escritor colombiano, incapaz de avanzar en un mundo primitivo y ruralizado (banderas rotas aparte) que vislumbran lo que puede acontecer a finales de mayo cuando la competición dicte un “hasta aquí hemos llegado” y nos veamos abocados a un descenso injusto y traumático para una afición, una ciudad y un club que por historia, protagonismo y relevancia no lo merecen.
Si los actuales rectores e instituciones públicas y privadas no lo detienen, ese será el destino fatal que nos espera si es que nadie capacitado pone remedio.
Muy por encima de los posibles refuerzos en la parcela técnica (Luis García Plaza, JIM o Sergio González ,este último no motiva a nadie, ni siquiera a si mismo) están los designios y maneras de unos dirigentes ,con los señores Mas, López, Aguilar y Bucero a la cabeza, incapaces de comprender donde están y lo que, supuestamente, representan, con la pasividad y beneplácito de las instituciones zaragozanas y aragonesas que se esconden bajo una nueva Romareda de la que poco rédito podrán obtener si el desastre deportivo e institucional se consuma.
Comenzaba el partido de las urgencias o de los ultimatums con un 4-1-4-1 de inicio y con una alineación, de nuevo, modificada por las circunstancias, tras la baja de última hora de Saidu tras un problema de salud repentino que favoreció la titularidad de Toni Moya en el centro del campo, en detrimento de un Francho “lateralizado” al más puro estilo de chico de los recados o del tan manido dicho “buen jugador, mejor persona”.
Un “capitán de las sardinas” que aburre y desmotiva al que nos cuesta mucho entender tan siquiera que hace por aquí. Quien da lo te tiene dicen no está obligado a más, pero eso en el fútbol profesional no es suficiente y más cuando la eficiencia (coste-eficacia-seguridad) compromete en la salud y en lo deportivo al equipo.
No es el único caso y, seguramente, tampoco sea el único señalado…hay más por lo menos 2 más, que deberán salir o echarse a un lado.
Utilleros aparte, cada uno debe sacar sus lecturas y el presente o futuro inquilino del banquillo acarrear sus debidas consecuencias de este despropósito futbolístico que es hoy en día el Real Zaragoza de nuestros perdones y dolores.
Ya en el minuto 3’ Nico Melamed, tras pérdida de Guti en la frontal del área, puso tiesas la poblada defensa maña en el primer remate a portería que tuvo su réplica en el mismo minuto en una contra de Moyano invalidada por posición anti-reglamentaria. Veíamos un Real Zaragoza muy retrasado e incapaz de hilvanar una sola jugada desde la sala de máquinas apostando todo al balón largo y en esperar el error local. Tal y como quería Gabi Fernández.
De nuevo Baptistao, en el minuto 10’ remata de cabeza por arriba del travesaño. El equipo maño se perdía en la tela de araña tejida por el centro del campo del Almería, incapaz de saltar ni una sola línea que permitiera llevar el balón a las zonas calientes.
El Real Zaragoza lo intentaba a balón parado y en el minuto 13’ tras falta lanzada por Moya que remata Tachi de forma fallida saliendo por la línea de fondo.
El ritmo de partido era exigente en lo físico y, a trompicones, en lo futbolístico. Los blanquillos esperaban su oportunidad sin apenas balón y a la contra. El Almería con dominio de balón, pero sin resultado aparente. Hacia el ecuador de la primera parte, los almerienses empezaron a apretar la meta de Andrada que en el minuto 18’ “cantó” por arriba, pero tras segunda jugada acertó a despejar a córner.
La primera amarilla del partido fue para un exzaragocista, Alex Muñoz, en el minuto 20’ que fue correspondida por la de Guti en el minuto 21’ tras atajar una pérdida más en el centro del campo blanquiazul.
La ocasión más clara fue en el minuto 24’ tras robo en la línea de tres cuartos con centro de Leo Baptistao para Arribas que remató fuera de portería.
De nuevo 3 minutos después, una pérdida de Keidi Bare, que no está para nada, pudo costarle cara al Real Zaragoza. Una UD Almería que empezaba a acorralar al Real Zaragoza tanto en defensa como en ataque, puso más velocidad en sus pies e intentaba aprovechar los regalos visitantes ante la impavidez mostrada por los de Gabi Fernández.
Es el Real Zaragoza un bloque que no juega rápido y que se pierde fácilmente con el balón en los pies en una categoría que no perdona los errores groseros.
En el minuto 32’ Sebas Moyano sorprendió con un potente tiro desde la frontal del área tras una brillante jugada individual que se marchó por poco lamiendo el poste derecho de Andrés Fernández. Hacia el final de la primera parte el juego ganaba en intensidad por ambas escuadras, pero seguía huérfano en ocasiones determinantes de cara a gol.
En el minuto 43’ descubrimos que Toni Moya deambulaba por el terreno de juego y se cobraba la tercera amarilla del encuentro para desbaratar otra pérdida de balón en línea de tres cuartos almeriense.
A estas alturas, los aficionados zaragocistas vislumbran a un equipo que sigue rifando los partidos ya que no sabe ni cómo mostrarse; cuando roba balón acompañan dos y cuando defienden sólo lo hacen los mismos de siempre…así es imposible construir ni obtener nada y en la nada finalizó la primera parte con el resultado gafas que más le servía al cuadro visitante.
Comenzó la segunda parte con el cambio inicial de Kenan Kodro por Dani Gómez y de Centelles por Alex Muñoz en el Almería. Algo que sólo entendió Gabi, sin variación de esquema táctico, sólo hombre por hombre como es costumbre.
Mala estrategia, por cierto, ya que los cambios deben acompañar algo más que actitudes individuales de los futbolistas.
El partido cambió de rumbo drásticamente en el minuto 49’ cuando el lateral derecho holandés, Chirino, tras burlar fácilmente a Keidi Bare y salir excesivamente limpio del marcaje del albanés, perforó la meta de Andrada por el palo del cancerbero argentino para poner el 1-0 en el marcador del Estadio de los Juegos Olímpicos del Mediterráneo. Pero, tan sólo dos minutos después, el festival de los horrores de Keidi Bare daba continuidad, tras una cesión incomprensible que fue aprovechada por el más listo de la clase, Embarba, que perforó de nuevo la meta zaragocista sin piedad.
En sólo dos minutos el Real Zaragoza fue destripado de nuevo por sus errores individuales en forma “Baremétrica”. Lo intentó Francho en el 55’ con un remate marca de la casa que ni inquietó la meta local, fiel reflejo de un equipo triste, sin personalidad, ni mecanismos de juego y si me apuran, sin carácter mínimo para rebelarse contra el cruel destino al que nos vemos abocados.
La reacción llegó tras el minuto 58’ con disparo de Kodro tras asistencia de Moyano que sacó con algún apuro Andrés Fernández. Y Tachi en el 59’ la tuvo de nuevo tras remate de cabeza a balón servido por Francho que se marchó por encima del travesaño. Subía, que remedio, la intensidad del juego zaragocista a la desesperada. Soberón y Pau Sans entraron por Cuenca y Moya, cambios que Gabi pertrechó con el fin de buscar una remontada heroica. Movió ficha Rubí sustituyendo a Baptistao por Thalys y Lophi por Guedes en el minuto 64’.
Insistieron los de Gabi Fernández en un falso dominio en ataque, pero con muy escasa efectividad que tenia rápida respuesta al contragolpe del equipo almeriense. Pau Sans lo intentaba por banda derecha y combinando por dentro con Soberón, quien era el encargado de centrar los saques de esquina por el perfil derecho…si han leído bien, un fugaz ejemplo de lo importante que es tener claras y ordenadas las cosas desde el banquillo.
En el minuto 69’ Valery entró por un inoperante Tasende y que aportó intensidad y algo de criterio al juego zaragocista por la banda derecha. De nuevo m, en el minuto 70’ un Kodro muy activo, tras recuperación de un rechace en el borde del área disparó cruzado al palo izquierdo de la portería almeriense. La cara de Mario Jiménez (primo de Gabi) era un poema de sonrojo e impotencia. El último cambio de los de Rubi fue en el minuto 73’ dando entrada a Arnau Puigmal por un Nico Melamed ovacionado, para ajustar los escarceos zaragocistas en ataque.
Sumaba ocasiones en ataque el equipo maño pero el marcador seguía inalterable. Hasta que, en el 78’ Kodro perforó la meta del Almería como justo premio tras un despeje en falso de Andrés Fernández, tras rechazar un perfecto y ajustado disparo de un recién entrado Hugo Pinilla que oportunamente, recogió el bosnio para marcar y poner el 2-1 momentáneo en un Real Zaragoza que jugó sus mejores minutos de partido cuando decididamente intentó otras cosas. La tuvo Pau Sans en el minuto 80’ tras llegada y servicio de un activo Francho.
En el 81’ Embarba tuvo la sentencia, pero el larguero repelió la contra bien hilvanada por el conjunto indálico en, sin duda alguna, los mejores minutos de ambos equipos y que permitía tímidamente soñar a los zaragocistas con el equipo volcado sobre el área almeriense. En 86’ de nuevo Embarba perdonó otra contra almeriense felizmente fue desperdiciada para los intereses maños.
Se acercaba el final del partido con la heroica puesta en la mente de los jugadores blanquillos (hoy avispas) pero en el minuto 89’ Arnau Puigmal, en otra nueva pérdida de un desastroso centro del campo maño, tras magistral conducción y asistencia de Arribas , alojó con una magistral definición. Y poner el 3-1. De inmediato Soberón en el 91’ aprovechó un buen servicio de Francho que puso el 3-2 y las esperanzas zaragocistas en un nuevo acierto postrero que no llegó.
Fue Lopy el encargado de cerrar definitivamente el partido en jugada individual en el minuto 92’ tras 40 metros de conducción poderosa yéndose una vez más de los Bare, Guti y compañía, poniendo con un certero disparo el 4-2 y por fin la sentencia definitiva en un final de partido frenético que no dio más de sí para un Real Zaragoza que cosechó su cuarta derrota en liga y un farolillo rojo que ahora sí o sí obliga a tomar decisiones en forma de nuevo técnico y algún que otro posible refuerzo y salidas obligadas en el mercado de invierno.
Antes de eso, estaremos inmersos, me temo, en heroicas finales y eslóganes a cuál más sonrojante, por la permanencia en un proyecto deportivo del que cada vez desconfían a plenitud los aficionados zaragocistas.


GOLES
⚽ 2-0 Embarba (51')
⚽ 2-1 Kenan Kodro (78')
⚽ 3-1 Puigmal (90')
⚽ 3-2 Mario Soberón (92')
⚽ 4-2 Lopy (93')
ÁRBITRO
ESTADIO